La salsa de aguacate no es elegante, ni impresionante, ni original, pero es muy simple y realmente buena.
Ya sé, ya sé, es ridículamente fácil pero uno de los propósito de este blog es proporcionaros ideas que os resulten útiles y prácticas en vuestro día a día. En 2 minutos podéis preparar una salsa cremosa de aguacate.
Esta salsa de aguacate está indicada para acompañar carnes, pescado y mariscos. También se la puede usar para reemplazar la mayonesa en los sándwiches o simplemente para dipear*.
* ¿qué es dipear? Pues un plagio absurdo del inglés “dip” /dɪp/ (“mojar”, “bañar” o “untar” como verbo y “salsa” como sustantivo) para, según la única definición que he podido encontrar, “pasar algo por una salsa antes de comerlo”. Es evidente que las campañas publicitarias de aperitivos (perdón, snacks) “work magic” ( perdón, han surtido efecto) y han conseguido que utilicemos los verbos españoles sólo para las ocasiones en las que lo que untamos no sea una tortita de maíz (perdón “nacho” o”tortilla chip”) en una salsa picante, de queso o de guacamole, que viene a ser la salsa de la que os voy a dar la receta pero con guindilla.
Lo más curioso nutricionalmente del aguacate es que siendo una fruta fresca su principal componente no son los hidratos de carbono, sino las grasas, que constituyen el 23% de su peso.
Y lo mejor es que son grasas del tipo más sano: monoinsaturadas, como las del aceite de oliva.
1 aguacate
1/4 taza de yogur griego simple
un chorrito de zumo de limón
una pizca de ajo en polvo ( o medio ajo machacado)
sal
Salsa de aguacate
Ingredientes
Preparación
VOILA! Dos minutos y listo.
Sugerencias:
¡Podéis agregar un poco de cilantro fresco picado!
Si os gusta el picante, podéis añadir una pizca de cayena o un jalapeño picadito