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Arròs amb bledes (Arroz con acelgas)

Arròs amb bledes (Arroz con acelgas) 1

L’Arròs amb bledes (arroz con acelgas) es un plato casero casero. Una receta tradicional valenciana que pasa de generación en generación. Es plato de diario, y tan barato que, a veces, injustamente no se le valora lo suficiente.

Es un arroz de esos que comías en casa de pequeño y que nos recuerda a nuestra madre. Uno de los mejores ejemplos del sabor de la memoria.  Hoy en día, este típico plato valenciano, Arròs amb bledes, no es uno de los que más se cocinan en las casas, y es muy difícil encontrarlo en restaurantes.  A pesar de eso, cuando alguien cuelga una foto de arroz con acelgas Facebook o en Instagram se forma un revuelo de narices, y todos hablan de lo bien que le salía a su madre o a su abuela. Con casi total seguridad es uno de los platos de arroz de la gastronomía valenciana más fácil de preparar y más económico.

Lo típico es cocinar el Arròs amb bledes en una cazuela de barro pero no es imprescindible e incluso podéis utilizar una olla exprés. Cocinadlo como queráis pero no os perdáis esta joya gastronómica. ¡Animáos!

Aviso que esta receta de Arròs amb bledes es mi receta, y es bastante canónica, pero no pretendo sentar cátedra. Lo digo en previsión de los posibles ataques de los defensores del “auténtico arroz con acelgas” de los puristas valencianos, que seguro que están al acecho y hacen bien.

Arròs amb bledes, un plato típico de la Cuaresma

Por cierto, la receta original lleva caracoles (vaquetas) pero yo no los suelo poner.

Arròs amb bledes

Ingredientes

(para 4 raciones):

  • 150 gramos de judías secas (remojadas desde la noche antes)
  • 250 gramos de arroz  
  • 1 litro de agua
  • 250 gramos de acelgas tiernas
  • 100 gramos de patata cortada a cuadritos
  • 1 tomate maduro rallado
  • aceite de oliva virgen extra , unas hebras de azafrán , pimentón dulce, un pellizco de pimienta negra molida y sal
  • 1 puñado de caracoles (opcional) limpios

Preparación

  1. Lavad y cortad las acelgas, hojas y pencas
  2. Poned las acelgas junto a las judías secas en una cazuela, lo cubrís de agua fría y lo lleváis a ebullición.
  3. En una sartén sofreid el tomate y, ya sofrito, echad una cucharadita de pimentón y lo tiráis a la cazuela donde hierven las habichuelas y las acelgas. Se deja hervir hasta que todo está cocido. Diez minutos antes echad la patata.  Si ponéis caracoles, ponedlos también en este momento.
  4. Añadid la sal, el azafrán y un pellizco de pimienta negra y a continuación echáis el arroz (de 15 a 18 minutos) procurando que no quede excesivamente caldoso sino más bien entre caldoso y trabado.

Notas:

  • Los 5 primeros minutos de cocción del arroz a fuego fuerte, y los 10 o 12 minutos restantes, que dependerá de la variedad del arroz y la cantidad de caldo que absorba, a fuego moderado. Es útil seguir las indicaciones del paquete a la hora de cocer el arroz.
  • Generalmente, para un arroz caldoso la proporción debe ser cuatro partes de agua por cada parte de arroz. Un poco menos si lo queremos más trabado. También se puede jugar con el fuego. A más fuego necesitará más agua. Y recordad que cuando sirváis el arroz, si lo dejáis reposar 5 minutos,
  • Respecto al azafrán,  para potenciar su sabor, machacadlo en un mortero  antes de incorporarlo a la cocción. No se consigue mucho color con el azafrán así que si el arroz os gusta con un poco más de color añadid algo de colorante.

En Els nostres menjars,  Libro de Gastronomía Valenciana, publicado en 1977, Martí Domínguez Barberá habla, entre muchas otras cosas, de los arroces caldosos:

“El més justament famós és l’arròs en bledes. No té altres ingredients que l’oli —abundós, però no massa—, un poc de tomaca sofregida, bledes ben tallades, fesols tendres o remullats abans… i caragols de muntanya; aigua, sal i foc. Ben fet, la gent forastera que el prova i es creu llesta, pensa —ho diu o calla— que el líquid no és aigua pura sinó un caldo de cocció a part més substanciós.”
(El que merece más fama es el arroz con acelgas. No tiene más ingredientes que el aceite -abundante, pero no demasiado-, un poco de tomate, acelgas bien cortadas, alubias tiernas o remojadas antes … y caracoles de montaña; agua, sal y fuego. Bien hecho, la gente forastera que lo prueba y se cree lista, piensa -lo dice o calla- que el líquido no es agua pura sino un caldo de cocción hecho aparte más sustancioso).
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