Con la llegada del buen tiempo vamos ya rebuscando recetas “fresquitas” para sobrellevar los consolidados calores de la primavera. Nada más refrescante que una sopa fría. Lo primero que viene a la cabeza es el tradicional gazpacho, clásica sopa fría resultante de triturar verduras frescas, originaria del sur de España, donde los veranos son muy calientes y las verduras son abundantes.
En mi casa, no obstante, preferimos el salmorejo. La diferencia entre el salmorejo y el gazpacho es que este último utiliza también como ingredientes el pepino y el pimiento y lleva menos cantidad de pan. La elaboración más conocida es la del tradicional salmorejo cordobés y es la receta más extendida, de hecho es la que utilizamos en casa y que os voy a facilitar.
Últimamente se ha puesto muy de moda el salmorejo, tanto que casi está desbancando al gazpacho. Internet se ha llenado de recetas de salmorejo. Es curioso que la receta ha llegado hasta el The New York Times, Le Monde (con susoupe froide andalouse à la tomate), la BBC o The Guardian,
Hablando de estas sopas frías una amiga, Mimi, me comenta que ella, por diversas razones, no come ciertos alimentos pero que precisamente este plato, por sus ingredientes, si puede tomarlo y le sienta bien. Se trata de un plato con un alto contenido en fibra vegetal y por ello favorece la digestión. Pero cuidado porque el hecho de llevar aceite de oliva virgen extra siempre es un punto a favor, pero eso mismo lo convierte en un plato bastante calórico, así que debe tomarse con moderación.
Dicho lo anterior
¡Dedicada a Mimi la receta del Salmorejo!
Os dejo la receta a continuación:
Ingredientes:
- 1 Kg. de tomates (ideal el de pera, pero puede utilizarse el tomate de colgar, el corazón de buey y en general cualquiera pero los que os he nombrado son los más idóneos)
- 200 gr. de pan
- 100 gr. de aceite de oliva virgen extra
- Un diente de ajo
- Sal
Ingredientes para decorar: Huevo duro picado y trocitos de jamón serrano
Preparación:
- Limpiad y triturad los tomates.
- Colad para quitar la piel y las pepitas.
- Volved a triturar añadiéndole el pan, el aceite, los ajos y la sal.
- Decorad con huevo duro picado y trocitos de jamón serrano y servid.
¡Más fácil imposible!