El empanado ayuda a sellar la humedad al freír en aceite. También proporciona un exterior crujiente y delicioso, y el color marrón dorado hace que la comida sea más atractiva. Si bien este método se usa normalmente para los alimentos que se van a freír, los alimentos empanados también se pueden hornear.
La técnica de empanado estándar incluye tres pasos: enharinar el alimento, bañarlo en huevo (huevo batido más una cucharada o dos de agua o leche), y recubrir después con pan rallado (al pan puede añadirse hierbas, queso, etc.). La harina ayuda a que el huevo se adhiera, y el huevo ayuda a que el pan rallado se adhiera, asegurando que el empanado realmente se adhiera a la comida en lugar de caer en el aceite caliente.
Una vez empanado, guardadlo en el refrigerador durante unos 15 minutos. Esto ayuda a que el empanado permanezca durante la fritura en lugar de caerse al mover o girar las piezas en el aceite caliente.
Después de que la comida empanada haya tenido tiempo de enfriarse, ya podéis freír (o hornear). Si lo váis a freir, llenad una sartén de fondo grueso con suficiente aceite para que la comida que se esté friendo esté medio cubierta. Calentad el aceite y poned una rodajita de pan, cuando empiece a chisporrotear ya podéis empezar a añadir una a una las piezas a empanar. No pongáis demasiadas piezas en la sartén a la vez. Freíd durante un minuto o dos, hasta que estén doradas en la parte inferior, y luego giradlas. (Si la sartén no es lo suficientemente grande para freir todo a la vez, freíd en tandas en lugar de abarrotar la sartén). Escurrid las piezas en papel de cocina.
Si lo vais a hornear, colocad los alimentos empanados sobre una bandeja para hornear, rociad las piezas con un poco de aceite y colocadlas en el horno. Hornead hasta que estén doradas.